Distinguida señorita:
Ante todo mil perdones si le causaran molestia estos fogosos renglones. Nada más lejos de mi que ofenderla o disgustarla , de haberlo creído así la misma no cursaba. Me quedaba calladito sin decir la boca es mía y esperaba con paciencia para poner en sus manos en forma de poesía la decisión que he tomado de decirla:
- ¡ Vida mia !-
¿vida mia, he dicho yo? , ¡ Jesús ! ¡A cuanto me atrevo! Si apenas nos conocemos y ya le declaro mi amor?
Pero ¡ en fin ! escrita queda mi declaración formal; soy un hombre de palabra y no voy a echarme atrás, del contrario qué diría esta niña angelical a quien escribo una noche viendo la luna brillar en el cielo más hermoso que nunca pudo encontrar un hombre a los veinte años que siente la sed de amar? ...
Yo quisiera, señorita de una vez ya preguntar...
- ¿Puedo tener la esperenza que su "sí" podré escuchar?
Nos vemos a menudo, fácil será el contestar pero ¡Por Dios! no lo haga si me ha de rechazar.
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